La logística inversa, también conocida como logística de devoluciones o logística de retorno, se refiere al proceso de gestionar el flujo de productos o materiales desde el consumidor final de vuelta al punto de origen. A diferencia de la logística tradicional que se ocupa del flujo de productos desde el punto de origen hacia el consumidor, la logística inversa se enfoca en el movimiento inverso de productos.
La logística inversa abarca una amplia gama de actividades, como la recolección, clasificación, transporte, reparación, reacondicionamiento, reciclaje y disposición final de los productos devueltos. Estos productos pueden ser devoluciones de clientes, excesos de inventario, productos obsoletos o dañados, envases vacíos, entre otros.
Existen diversas razones por las cuales los productos pueden ser devueltos, como insatisfacción del cliente, defectos de fabricación, errores de envío, cambios en las preferencias del consumidor, caducidad del producto, programas de reciclaje, entre otros. La logística inversa busca gestionar eficientemente estos flujos de productos para minimizar costos, reducir el impacto ambiental y maximizar el valor recuperable de los productos devueltos.
La logística inversa implica la implementación de procesos y sistemas eficientes de manejo de devoluciones, incluyendo la logística de transporte inverso, el procesamiento y evaluación de los productos devueltos, el reacondicionamiento o reparación cuando sea necesario, la gestión de inventario, y la disposición final adecuada de los productos que no se pueden reintroducir en la cadena de suministro.